jueves, 29 de mayo de 2008

¿HAY UN DIOS?


La fe es luz y respuesta.

El hombre es capaz de encontrar a Dios, puesto que es un ser religioso.

Para encontrar a Dios se requiere el esfuerzo de la inteligencia y la pureza del corazón.

El mundo es un testimonio de la presencia de Dios.

El hombre con su alma espiritual es testigo de la existencia de Dios. Con su vida verdaderamente religiosa arrastra a otros hombres a creer en Dios.

Las pruebas de la existencia de Dios, disponen de la fe.

La fe y su ejercicio en la religión, llega a su plenitud en el descubrimiento y la unión con Dios, que transforma la vida.

Interroga a la belleza de la tierra, interroga a la belleza del mar, interroga a la belleza del aire que se dilata y se difunde, a la belleza del cielo... Interroga a todas éstas realidades. Todas te responden: Ve, nosotras somos bellas. Su belleza es una profesión. Estas bellezas estan sujetas a cambio. ¿Quién las ha hecho? Si no, la suma belleza no está sujeta a cambio.

Con su apertura a la verdad y a la belleza, con su sentido del bien moral, con su libertad y la voz de su conciencia, con su aspiración al infínito y a la dicha, el hombre se interroga sobre la existencia de Dios.

Y es su fe, la que lo conduce a Dios.

SEÑOR ¿QUIEN ERES?


Dios es la verdad, es siempre fiel a sus promesas. El pecado, la negación de Dios comienza en la mentira.

Dios es el amor. Al crearnos y mantenernos en la vida nos ha dado una muestra de ese amor.

La presencia de Dios, transforma la vida del hombre.

Las actividades concretas de una transformación real de la vida son: Reconocimiento, gratitud, respeto y confianza.

Dios es la verdad. Él se ha manifestado a los hombres como lo que es, un Padre amoroso que nos ha dado la vida y nos mantiene en ella a través de su Providencia.

El amor de Dios es eterno. Cuando decimos que Dios es amor, es porque el hombre es importantísimo para Dios y quiere que viva para siempre.

El signo de que Dios ha tocado nuestra alma es la transformación de la propia vida según sus mandamientos.
El hombre tiene que reconocer la grandeza d Dios.
El hombre tiene que vivir en actitud de acción de gracias.
El hombre tiene que usar bien de las cosas creadas.
El hombre tiene que confiar en Dios en todas las circunstancias.

El primer objetivo de la revelación de Dios es por tanto el hacernos conocer tan real como una persona. Para hacerse conocer, escoge lo que hay de más en nuestra experiencia, nosotros mismos.

Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en Él. Dios es amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.

DIOS TODOPODEROSO, SEÑOR DE TODO


Dios se caracteriza por ser Padre Todopoderoso. Su amor y su poder se entrecruzan, son una misma cosa.

Es necesario entender con la fuerza de la fe y la apertura del alma que en Dios no hay misterios.

Entendemos el misterio del mal, del sufrimiento y de la muerte a la luz de la omnipotencia amorosa de Dios, de la muerte y de la resurrección.

La encarnación del hijo entra precisamente dentro de este misterio del poder amoroso de Dios. Dios lo puede todo y hablando en términos humanos, puede en cuanto puede su amor.

Dios está siempre presente, aun en las circunstancias más difíciles. Dios sabe como llegar a la vida del hombre.

La muerte y la resurrección de Cristo nos dan una clave extraordinaria para entender la omnipotencia de Dios.

El sufrimiento es una realidad ineludible en la vida del hombre. Por lo que todos pasamos, es el fruto del pecado y de la condición limitada del ser humano.El hombre es bueno, pero no es perfecto, NO es Dios. Por eso experimenta en su vida muchas limitaciones, muchos dolores que vienen de todo aquello que el hombre necesita y pierde: Salud, amistad, amor de un ser querido, etc. Además, el mal moral es causa de infinitos sufrimientos, guerras, robos, etc.

Dios es el Señor que crea y gobierna con amor el universo y la historia.

La omnipotencia de Dios es misteriosa porque no llegamos a comprenderla con nuestra pobre mente humana.

La muerte y resurrección de Cristo nos dan una clave extraordinaria para entender la omnipotencia de Dios.

miércoles, 28 de mayo de 2008

DIOS ES EL SEÑOR


La vida espiritual debe de funcionar con seriedad y debe de comenzar por el respeto a lo sagrado.

La indiferencia obstaculiza la entrada de Dios en nuestra alma.

La superficialidad nos lleva a desaprovechar los dones de Dios.

Siempre estamos a tiempo de iniciar una vida en la que Dios tiene el primer lugar.

Ser indiferente frente a Dios o vivir exclusivamente de cara a nosotros mismos, mata poco a poco la felicidad misma, la presencia de Dios en nuestra vida.

Pasamos a un lado de los medios de salvación que Dios nos da, sin vivirlos.

La fe debe de llevarnos a una valoración de Dios y de cuanto nos da.

Dios quiere de nosotros una actitud de responsabilidad ante sus dones.

La llama de la superficialidad quema el sentimiento de lo sagrado, de los Sacramentos, de la oración, en definitiva de Dios.

El católico es un hombre que está unido a Dios y sigue el modelo de Jesucristo.

Es importante que reflexionemos sobre las situaciones que nos llevan a un estado de indiferencia o de lejanía de Dios. No para hacer un drama, sino para tomarnos en serio a Dios, Señor de nuestra vida.

Tenemos que reconocer que no negamos la existencia de Dios.

¿QUE PODEMOS SABER DE DIOS?


Dios sale al encuentro del hombre y le revela quién es.

La revelación se realixa en etapas históricas: En el momento de la creación. En la alianza de salvación hecha con Noé. En la elección de Abraham y el pueblo de Israel. En la vocación y mensaje de los profetas.

La plenitud de la revelación es Cristo, la Palabra definitiva de Dios.

La iglesia bajo la guía del Espíritu Santo, interpreta y transmite la revelación.

La tradición conserva, renueva y actualiza, bajo la luz del Espíritu Santo el mensaje de Dios a los hombres.

Identidad: Conjunto de cualidades por las que individualizamos a un ser determinado como es y como no es.

La revelación es el darse a conocer de Dios al hombre en un diálogo de amistad.

Liberación del pecado. La salvación de la humanidad fue merecida y obtenida por la muerte y resurrección de Cristo. Se aplica a cada uno en el bautismo y en la fe mediante los cuales el cristiano es liberado del pecado y hecho partícipe de la naturaleza divina. Se consuma la entrada del cristiano en al vida eterna después de la muerte.

El diálogo de amor, las atenciones de Dios, continúan a pesar del pecado, porque promete la venida de un Salvador.

¿EN QUIEN CREO?


La fe es un don gratuito de Dios.

La fe es un acto consciente y libre, que nos realiza más como hombres.

Podemos crecer en la fe: Orando, deseándola y actuándola en cada momento.

La fe en Dios no se puede comparar con la fe en una persona humana. Cuando ponemos nuestra fe en Dios, sabemos que Él no nos falla. Dios no engaña nunca; en el humano es una posibilidad que depende de su libertad.

La primera consideración que debemos de hacer sobre la fe, es que es un don, un regalo.

Al ser bautisado recibimos la fe como un gesto de amor del Espíritu Santo hacia el hombre.

Para dar respuesta de la fe, es necesario la gracia de Dios que se adelanta y nos ayuda junto con el auxilio del Espíritu Santo, que mueve el corazón, lo dirige a Dios, abre los ojos del espíritu y concede a todos el gusto de aceptar y creer en la verdad.

La fe es una espuesta que implica a toda persona. Cuando el hombre responde a Dios lleno de confianza con la seguridad de ser tomado en cuenta por Él.

La iglesia no cesa de confesar su fe en un solo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

El don inestimable de la fe, podemos perderlo. San Pablo advierte de ello a Timoteo: "COMBATE EL BUEN COMBATE, CONSERVANDO LA FE Y LA CONCIENCIA RECTA"

La fe, debe de estar enraizada en la fe de la iglesia.

CREO


Nuestra fe parte de la revelación del hecho de que Dios se nos ha dado a conocer.

La fe es una adhesión del hombre entero al Dios que se revela.

La fe tiene una doble dimensión: Por un lado es adherir nustra inteligencia a la verdad revelada y por otra obedecer a dicha verdad.

Gracias a la dimensión intelectual, nuestra inteligencia asiente en aquello que se revela.

La fe, no es creer en algo, es creer en alguien, en una persona real.

Muchas veces creemos que la fe consiste en creer en determinadas verdades a las cuales no podemos llegar con la fuerza de nuestra sola razón humana. Sin embargo la fe, es ante todo, obediencia a una verdad que se nos revela.

La fe de María es sencilla cuando se reconoce a sí misma y humilde en cuanto reconoce la grandeza de Dios; por eso es a la vez una fe primaria y una fe robusta. Es la fe de quien sabe que Dios es todopoderoso, que no hay imposibles para Él. Es la fe de quien ha confiado ciegamente en Dios superando sus incompresiones, dificultades y sacrificios.

La fe de María ha sido siempre firme y recia, nunca vacilante, insegura o inconstante, ni siquiera en el momento en que su Hijo muy amado pendía del madero.

La fe es una respuesta libre. Dios no nos fuerza a creer.

Por la dimensión vivencial el hombre somete completamente toda su persona a la verdad revelada. Aquello en lo cual creemos, ha de plasmarse en obras. "COMO EL CUERPO ESTA MUERTO, ASI TAMBIEN LA FE SIN OBRAS, ESTA MUERTA"

VALE LA PENA CREER


El primer mandamiento de la ley de Dios es: Amarás a Dios sobre todas las cosas.

La fe es una actitud de vida. Por la fe, la vida encuentra su sentido.

La fe es una misión.

Para vivir con entusiasmo la fe, necesitamos de la virtud de la esperanza. La fe debe de ser alegre, entusiasta, comunicativa.

La caridad es la virtud que da pleno sentido a la vida, porque ella amó a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a si mismo.

Dios siempre está presente, en los momentos felices y en los momentos difíciles. En todo quiere siempre nuestro bien.

El don más importante que podemos recibir es la fe.

La fe nos ayuda a descubrir la presencia de Dios.

La esperanza nos permite dar a la fe una cara más humana.

La corona de la fe y de la esperanza es la caridad.

Dios nunca calla, si estamos con el corazón dispuesto a escucharlo hay que saber encontrarlo en todos los momentos de la vida, en las horas de la felicidad y en las horas tristes y oscuras. En las circunstancias más dolorosas y tristes de la vida uno tiene la tentación de preguntarse: "¿Y Dios calla? ¿Donde está Dios para que pueda amarlo?"

El don es la disposición permanente creada por Dios para hacerlo dócil a los impulsos del espíritu y permitirle el pleno ejercicio de las virtudes.

CREEMOS


Creer no es un hecho aislado, sino comunitario.

La fe nos ha llegado a nosotros, la hemos recibido de otros y de nosotros depende el transmitirlo a los demás.

La iglesia no puede modificar el contenido de la fe, el cual le viene dado por Dios.

Creemos todas aquellas cosas que contienen la palabra de Dios, escrita o transmitida y que son propuestas por la iglesia para ser creídas como divinamente reveladas.

Nadie puede mantener a Dios como Padre, si no tiene a la iglesia como Madre.

En el seno de la iglesia hemos nacido a una nueva vida, fecundados por el agua del bautismo. Ella nos ha alimentado con la palabra de Dios, con el Pan de la Eucaristía, ella nos ha enseñado con la doctrina de s magisterio y con ella hemos madurado nuestra fe.

La iglesia es la primera que cree, y asi, conduce, alimenta y sostiene mi fe. La iglesia es la primera que en todas partes, confiesa al Señor y con ella somos impulsados y llevados a confesar también: Creo y creemos por medio de la iglesia. Recibimos la fe y la vida nueva en Cristo por el bautismo.

Porque las lenguas difieren a través del mundo, el contenido de la fe es uno e idéntico. Y no las iglesias establecidas en Germania tienen otra fe y tradición ni las que están entre los Íberos, ni las que están entre los Celtas, ni de oriente, de Libia ni las que se han establecido en el centro del mundo.

martes, 27 de mayo de 2008

CREO EN UN SOLO DIOS


Los católicos profesamos la fe en un solo Dios único y Señor.

Jesucristo nos revela que existe un solo Dios.

Dios nos ha revelado con su Nombre la realidad de que está siempre vivo y presente en nuestras vidas.

Dios es siempre fiel a su alianza con el hombre. La respuesta del hombre debe de ser el respeto el respeto lleno de admiración y de afecto.

Creer en el único Dios significa en hacerle Señor único de nuestra fe, de nuestra vida.

Dios no quiere estar presente solamente en la creación, sino que desea ser el Señor del corazón del hombre.

Un viejo Rabino preguntó a sus discípulos: "¿Donde esta Dios?" Ellos le respondieron: "Los cielos y la tierra están llenos de su Gloria" Él replicó: "No, Dios está donde se le deja entrar" Dios necesita una puerta abierta no solo para entrar en el corazón de un hombre, sino para penetrar en el corazón de una sociedad entera.

Dios es el primer interesado en darse a conocer al hombre. Pero espera que nosotros nos interesemos libremente por Él. Debemos hacer la petición del Salmo: "Muéstranos ti rostro Señor y seremos salvados"

La primera confesión que hacemos en el credo hace referencia a un Dios único.

El Señor nuestro Dios, es el único Señor. "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas"

La mente humana puede llegar a reconocer el misterio de Dios, pero no llega a ver con claridad quién es éste Dios si no es por medio de la fe.

CREO EN DIOS PADRE, CREADOR DEL CIELO Y LA TIERRA


Dios creo el cielo, la tierra y todo cuanto existe.

El hombre está sometido a las leyes que Dios ha puesto en la naturaleza. Estas pueden ser descubiertas poco a poco por el hombre.

La creación es obra de las tres Personas de la Santísima Trinidad.

Dios creo todo de la nada.

El relato bíblico es una narración con fines religiosos, no científicos.

La creación es el principio de la historia de la salvación.

La cuestión sobre los orígenes del mundo y del hombre es objeto de numerosas investigaciones científicas que han enriquecido nuestros conocimientos sobre la edad y las dimensiones del cosmos, el devenir de las formas vivientes y la aparición del hombre. Estos descubrimientos nos invitan a admirar más, la grandeza del Creador, a darle graciaspor todas sus obras y por la inteligencia y la sabiduría que dan los sabios e investigadores.

La Biblia contiene una verdad salvífica, una verdad que nos lleva a la salvación, que no contradice la verdad histórica, pero que tampoco quiere explicarla.

El único interés de la Biblia es manifestarnos a Dios como creador de todo y en especial del hombre dotado de alma espiritual y por lo tanto, llamado a la vida eterna.

La Sagrada Escritura no pretende ofrecernos una descripción científica del origen del hombre, como tampoco pretende una exactitud matemática en cuanto a los lugares, los tiempos y el orden concreto de la creación. El único interes de la Biblia es manifestarnos a Dios como el Creador de todo.

DIOS QUIERE QUE TODOS LOS HOMBRES SE SALVEN


Dios quiere que todos los hombres de todos los tiempos se salven.

La sucesión de los apóstoles permite la conservación de las verdades de la fe.

La tradición permite conservar, renovar actualizar la revelación de Dios a los hombres.

La tradición y la Sagrada Escritura están intimamente unidas y compenetradas.

El magisterio de la iglesia tiene la misión de transmitir, bajo la guía del Espiritu Santo, el tesoro de la revelación a todos los hombres.

Dios es la verdad y querí que su revelación se mantuviera intocable. Dio a la comunidad eclesial, a la iglesia, los dones de la escritura y de la tradición para que los interpretara auténticamente.

Para un cristiano fiel, de inteligencia abierta y corazón sincero, los dogmas son luces que iluminan su caminar en la fe. Son además un elemento que ayuda en el crecimiento de la inteligencia de la fe.

La tradición, la escritura y el magisterio de la iglesia, según el plan prudente de Dios, están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsitir si los otros; los tres, cada uno según su carácter, bajo la acción del Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de las almas.

Los apóstoles entendieron, después de la resurrección de Cristo, que era necesario transmitir a todos los hombres lo que había visto y oído.

Los fieles recordando la palabra de Cristo a sus apóstoles: "EL QUE A VOSOTROS ESCUCHA, A MI ME ESCUCHA" reciben con docilidad las enseñanzas y directrices que sus pastores les dan de diferentes formas.

CARA A CARA CON DIOS


Dios está siempre esperando la respuesta del hombre.

La oración es un diálogo con Dios, nuestro Padre.

Estar en sintonía con Dios significa reconocerlo como Dios y pedirle que se haga su voluntad y no la nuestra.

Conocer a Dios, es verlo con el corazón, no con los ojos.

Entrar en sintonía con Dios no es tan fácil, y quizás no es culpa suya. No se le ve, no se oye el sonido de Su voz, es difícil formarse una idea de como es, pero tenemos la certeza de que es bueno y es Padre y nos quiere infinitamente.

Dios es alguien que entiende nuestro modo de ser, desde el primer momento sintoniza con nosotros.

Los ojos del corazón y de la mente captan mucho más lejos que los de la cara, son capaces de ir al infinito, y este infinito es Dios.

El principio del amor es el conocimiento y el principio del conocimiento es la cercanía.

No es el hombre el que primero busca a Dios, sino es Dios el que busca al hombre.

Basta darse cuenta y ser un poco positivo para descubrir Su mano en cada acontecimiento de nuestra vida.

Dios persigue al hombre con su ternura. Basta darse cuenta y ser un poco positivo para descubrir Su mano en cada acontecimiento de nuestra vida.

LLAMAME POR MI NOMBRE


El segundo mandamiento de la ley de Dios es: "NO TOMARAS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO"

El nombre identifica a la persona, por ello tiene que respetarse.

El nombre de Dios es sagrado.

Los juramentos deben de hacerse con verdad, justicia y necesidad.

El nombre de Dios no se pronuncia con los labios, hay que decirlo con el corazón.

Cuando ponemos por testimonio a un ser querido y sobre todo a Dios, lo comprometemos a lo más excelso.

A Dios le gusta que le hablemos por su nombre.

Al pronunciar el nombre de Dios, debe hacerse con respeto, con amor, con admiración.

Ojalá que en nuestro actuar, toda nuestra persona, infunda tanta seguridad y confianza a los demás, para que jamás debamos de jurar.

Un amigo siempre saldrá en nuestra ayuda si obramos con sinceridad y rectitud.

Antes de jurar, conviene poner por delante nuestra palabra de verdadero hombre o verdadera mujer.

Quien cumple siempre su palabra, nunca tendrá que acogerse al salvavidas de muchos estudiante de carácter débil: Al juramento hecho con ligereza.

EL PADRE NUESTRO


El Padre nuestro es la oración que Cristo nos enseñó.

El Padre nuestro es una oración apropiada para todas las circunstancias de la vida.

La primera parte de esta oración se centra en la alabanza. En la segunda parte el hombre pide a Dios una serie de gracias.

El Padre nuestro es una oración apropiada para todas las edades, para todos los momentos.

Dios es un Ser cercano, pero Cristo lo ha hecho más cercano todavía.

Dios está en todas partes, pero no está en la misma forma que los hombres, porque Dios no tiene cuerpo.

La oración de alabanza a la santidad de Dios es también una oración de compromiso en la santidad que Dios nos pide.

Por reino entendemos todo aquello que pertenece a Dios, todo lo bueno que hay en este mundo y todo lo que hay en el cielo.

La voluntad de Dios consiste en que todos los hombres se salven.

En el plan de cada día le estamos pidiendo a Dios que nos dé aquello de lo que tenemos necesidad esiritual y material.

Cristo ha qerido mostrarnos que Dios está dispuesto a perdonarnos siempre.

El perdón es cumbre de la oración cristiana; el don de la oración no puede recibirse más que en un corazón acorde con la compasión divina. Además, el perdón da testimonio de que, en nuestro mundo, el amor es más fuerte que el pecado.

JESUCRISTO SE HACE HOMBRE


La venida de Cristo a la tierra constituye el hecho histórico más trascendente para la humanidad.

La existencia histórica de Jesús es un hecho comprobado, incluso con mayor rigor que otros hechos históricos.

Los nombres de Cristo más comunes son: Jesús, Mesías, Hijo de Dios y Señor.

Jesucristo es el modelo más completo para nuestra vida.

Jesucristo se hizo uno como nosotros, un hombre como todos los demás, menos en el pecado.

Jesucristo nació en Belen, de una hija de Israel, la Virgen María, en el tiempo de Herodes el grande y el emperador Cesar Augusto. De oficio carpintero, muerto y crucificado en Jerusalén bajo el procurador Poncio Pilato bajo el reinado del emperador Tiberio.

Jesús se llamó a sí mismo Cristo que quiere decir el ungido, el término hebreo es Mesías. Su Padre lo llamó: Mi hijo muy Amado. Ante los apóstoles, Él se llamaba: Hijo del hombre, Buen Pastor, Vid, Camino, Verdad y Vida, Resurrección y Vida.

Jesús trata con cariño a sus discípulos, atrae a las multitudes con su Palabra llena de verdad y no de engaños o mentiras, es bueno con la gente, perdona a la mujer adúltera con valentía, ofrece a todos los que a él se acercan la posibilidad de cambiar su vida. Jesús es una persona de corazón limpio, en el desierto rechaza las tentaciones de satanás, dice lo que piensa sobre la vida, sobre la muerte, la eternidad, el pecado, el cielo y el infierno.

Jesucristo, como hombre, nos enseña a poner a Dios encima de todas las cosas y a pasar haciendo el bien entre los hombres.

LA VIDA DE CRISTO


Jesucristo es el hijo de Dios, nacido de la Virgen María.

María permaneció virgen antes, durante y después del parto.

Jesús vivió treinta años en Nazaret dedicado al trabajo, a la oración y a la familia.

Jesús predicó la venida de un nuevo reino, al cual estamos llamados todos los hombres.

Jesús cumplio la promesa del Padre, vino al mundo para salvar a la humanidad.

El único hombre que pudo escoger su lugar y su forma de nacer, prefirió un establo antes que un suntuoso palacio.

Río Jordán: Pecadores, soldados, fariseos, prostitutas, esperan ser bautizados por un hombre vestido con piel de camello. En medio de ésta muchedumbre está también Jesús.

Jesús habla siempre de un nuevo reino al que están llamados a participar todos los hombres.

La venida del Hijo de Dios a la tierra es un acontecimiento tan inmenso, que Dios quiso prepararlo durante siglos, ritos y sacrificios, figuras y símbolos de la primera alianza, todo hace converger hacia Cristo.

Jesús se manifiesta como hijo de Dios. Con éste hecho comienza su vida pública, su predicación del reino de los cielos.

Cristo con la transfiguración, quiso dar fuerzas a sus discípulos antes de afrontar la pasión.

DAR LA VIDA POR TU AMIGO


Cristo aceptó la muerte en la cruz por amor a los hombres, para reparar nuestro pecado.

Jesús sufrió por amor en silencio dando su propia sangre, abandonado.

El sufrimiento de Cristo requiere de una respuesta de entrega por nuestra parte.

Jesucristo sin dejar de ser Dios se hizo hombre para salvar a todos los hombres y padeció, sufrió, murió en una cruz y resucito, para que Dios perdonara nuestros pecados y los de toda la humanidad.

Los romanos solían utilizar la flagelación como escarmiento. Era un preludio normal a la crucifixión, así que Jesús fue sometido también a ese martirio.

Los discipulos eran doce los íntimos y solo uno fue capaz de seguirle hasta la cruz.

En aquella noche de Getsemaní, por el corazón de Cristo desfilaron todos los hombres de todos los tiempos, los que en el futuro iban a responder con amor a su gesto de amor.

Todo en Cristo, hasta las últimas palabras tienen un sentido de salvación. Cristo aceptó todos sus padecimientos y sufrimientos por amor a los hombres.

Este amor tan grande es el amor de Dios, un amor infinito que se ofrece gratuitamente como fuente de felicidad para el hombre. Al hombre, a cada hombre le toca responder.

El pecado de desobediencia de Adán y Eva y todos los pecados de los hombres, solo podían ser reparados por un acto supremo de obediencia realizado por aquel que reuniera en si mismo la divinidad y la humanidad.

lunes, 26 de mayo de 2008

Y AL TERCER DIA RESUCITO


Cristo vive. Y dos mil años después de su resurrección es motivo de amor, de entrega, de entusiasmo.

La resurrección de Cristo supone el fundamento más importante de nuestra fe. Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe.

Con Cristo resucitamos también nosotros, Él nos abre las puertas del cielo.

Todo cristiano tiene el deber de comunicar a los hombres ésta verdad: Cristo ha resucitado y vive.

Cristo vive y dos mil años después de su resurrección, sigue siendo el centro de muchos corazones, razón por la que millones de sus seguidores entregan la vida por Él.

Por la resurrección, Jesucristo nos abre una vida nueva. Con Cristo resucitamos nosotros también. Nuestra vida se eleva a lo divino. Nos enseña que estamos llamados a una vida de eterna felicidad. Junto a Él en el cielo, después de ésta vida.

La resurrección de Cristo es un hecho que debe de predicarse a todos los hombres. Cristo vive, y esta verdad no puede quedar encerrada en nuestro interior.

A los cuarenta días de su resurrección, Cristo sube al cielo. Entra en la Gloria Divina, desde entonces está sentado a la derecha del Padre. Cristo ha triunfado, ha vencido a la muerte, ha cumplido con su misión. Vive en cada uno de nuestros hermanos, vive en nuestro interior.

Cristo se aparecio a sus apóstoles en el cenáculo en dos ocasiones. A pesar de verlo delante de ellos, no lo podían creer.

FIDELIDAD A CRISTO


La fidelidad a la iglesia es condición esencial para una vida cristiana.

El ser cristiano exige un sacrificio: Seguir a Cristo en el camino de la cruz.

La obediecia a la iglesia mantiene unido al cuerpo místico de Cristo.

Ser fiel a Cristo es dirigirse a la santidad, esto es, no simplemente alejarse del pecado, sino edificar la vida en la imitación de Cristo.

La muestra de amor más grande que nos dejó Jesucristo fue la de su muerte en la cruz, porque con esta acción nos salva del pecado.

Los cristianos reconocemos en el vicario de Cristo al Papa, el encargado por Jesucristo para guiar a su pueblo.

La religión es la virtud que nos lleva a dar a Dios el culto debido como Creador y Ser supremo.

Cuando nos acercamos a la Eucaristía, estamos siendo invitados a ser otro Cristo en la propia vida.

Al perder el sentido del dolor, se pierde también el sentido de la eternidad. El dolor y el sufrimiento son efímeros, en todo caso terminan con la muerte. Pero la vida eterna es para siempre, es la plenitud de Cristo.

El cristiano que no sufre, no queda liberado en la tierra de su sufrimiento, sino de la pena de sufrir en vano. Sabe que no pierde el tiempo cuando está inmovil, enfermo en cama o cuando ha fracasado una obra importante a sus ojos.

La iglesia y el Papa, nunca guardan silencio ante los problemas de la vida. Enseña lo que ha aprendido de Cristo y lo ha conservado por dos mil años.

EL ESPIRITU SANTO


El Espíritu Santo es Dios y procede del amor del Padre y del Hijo.

El Espíritu Santo está siempre presente en la historia de la salvación.

A Dios se le escucha en el silencio del alma.

La acción del Espíritu Santo en las almas produce un efecto iluminador, santificador, fortalecedor y consolador.

Todo cristiano es templo vivo del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es la persona de la Santísima Trinidad que nos despierta la fe en nuestro camino como hombres nuevos.

El Espíritu Santo es además luz, es el iluminador del entendimiento, por eso decimos: ESPIRITU SANTO, ILUMINAME"

El Espíritu Santo se hace presente en nuestra vida por primera vez en el Sacrameno del bautismo. Pero su ayuda es constante a través de los Sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía.

Los siete dones del espíriti Santo completan y llevan a sus perfección las virtudes de quienes lo reciben y son: Sabiduría, Inteligencia, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios.

Los doce frutos del Espíritu Santos son perfecciones que Él forma en nosotros como primicias de vida eterna y son: Caridad, Gozo, Paz, Paciencia, Longanimidad, Bondad, Benignidad, Mansedumbre, Fidelidad, Modestia, Continencia y Castidad.

El Espíritu Santo habita en nuestra alma y por lo tanto, el hombre, todo hombre de cualquier edad, condición o raza, es templo vivo del Espíritu Santo.

LOS DONES DEL ESPIRITU SANTO


Los cristianos nos reconocemos al hacer la señal de la cruz que expresa el misterio de la Santísima Trinidad.

El Espíritu Santo es el que genera en el cristiano una vida nueva, convirtiéndolo en otro Cristo, pequeño y debil.

Los dones del Espíritu Santo son: Sabiduría, Inteligencia, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios.

En la confirmación Dios concede al hombre diferentes gracias, entre ellas se encuentran los dones del Espíritu Santo.

La Sabiduría es el bien que permite apreciar lo que vemos, lo que presentimos de la obra Divina.

La Inteligencia es la iluminación del espíritu y nos permite comprender y penetrar la palabra de Dios.

El Consejo es la capacidad para descubrir siempre con certeza la voluntad de Dios hacia sí mismo y hacia los demás.

La Fortaleza concede al fiel la ayuda necesaria para triunfar en todo lo que es un obstáculo en la vida recta.

La Ciencia es el don que nos permite acceder al conocimiento.

La Piedad hace al alma sensible a todo lo que es en honor de Dios.

El Temor de Dios nos salva del orgullo.

Los Frutos del Espíritu Santo son: Caridad, Gozo, Paz, Paciencia, Generosidad, Bondad, Benignidad, Mansedumbre, Fidelidad, Modestia, Continencia, Castidad y Sensibilidad.

MARIA, MADRE DE LA IGLESIA


María fue particularmene agraciada por el Espíritu Santo quien la protegió de todo pecado.

María es verdadera Madre de Dios hecho hombre.

María tiene privilegios especialísimos: LA INMACULADA CONCEPCION, LA VIRGINIDAD PERPETUA, LA ASUNCION Y LA PLENITUD DE LA GRACIA.

María es puente de unión, lazo y eslabón entre Dios Todopoderoso y nosotros los hombres.

María es para los cristianos Reina y Madre al mismo tiempo.

María es intercesora, mediadora y distribuidora de gracias.

San José, por la fidelidad al cumplimiento de su misión, es considerado patrono de la iglesia y de la buena muerte.

María es Madre de Dios, porque es Madre de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.

Los dones de María le fueron concedidos por Dios que tocó a su puerta pidiendo su colaboración libre.

Los cristianos tenemos una Madre que nos cuida y ampara. Esa Madre es María.

María es para nosotros aquella persona real a quien podemos acudir en nuestras necesidades, en nuestros dolores y angustias.

Con su Asunción a los cielos, no abandonó su misión salvadora, sino que continua procurándonos con su múltiple intercesión los dones de salvación eterna.

MARIA, DIGNIFICADORA DE LA NATURALEZA HUMANA


María, por su gesto de aceptación de la voluntad Divina, ha sido considerada Madre de la iglesia y Madre de todos los creyentes

Al ser Madre de Dios hecho hombre, es la dignificadora de la naturaleza humana en sí misma y en todos nosotros.
María es Madre de Misericordia porque Jesucristo, su Hijo, es enviado por el Padre como revelación de la misericordia del Altísimo.

María es la compañera de los hombres durante la vida terrena y nos espera en la gloria a la hora de la muerte.

La misión de María fue y es dar a Jesús. Ésta es su vocación histórica.

Por su total adhesión a la voluntad del Padre a la obra redentora de su Hijos. A toda moción del Espíritu Santo la virgen María es para la iglesia el modelo de la fe y de la caridad.

El ángel se presenta ante María la saludó: "Alégrate, llena eres de gracia... el Espíritu Santo vendrá sobre Ti. Vas a dar a luz un hijo y será llamado Hijo del Altísimo..." Y María respondió: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu voluntad" Y el Verbo se hizo carne, Dios se hizo hombre y María quedó constituida en ese instante en Madre de Dios, Madre de Cristo y Madre de todos nosotros.

La iglesia por este gesto de aceptación absoluta a la voluntad Divina, la ha considerado siempre Madre de la iglesia. Al pronunciar su Fiat en la anunciación y dar el consentimiento al misterio de la Encarnación, María colabora ya en toda la obra que debe llevar a cabo su Hijo.

María nos acompaña durante toda la vida para ayudarnos a ser buenos cristianos.

EL MISTERIO DE LOS MISTERIOS


El dogma de la Santísima Trinidad es un misterio.

Conocemos este misterio por la revelación de Cristo que nos lo ha manifestado como el centro de nuestra vida cristiana y como verdad para nuestra salvación. El Padre nos crea. El Hijo nos redime. El Espíritu Santo nos guía después de la muerte y la resurrección de Jesucristo.

El misterio de la Trinidad consiste en un solo Dios verdadero y tres Personas Divinas, es decir tres fuentes de relación que existen en sí mismas sin depender de otras realidades.

En la Trinidad, cada una de las personas se distingue de las otras por su procesión (origen) y por su misión en la historia de la salvación del hombre.

El misterio de la Trinidad es un misterio de amor total y pleno y por lo tanto de unidad.

El bautismo nos introduce en un misterio fundamental para la vida del cristiano: El misterio de la existencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Tenemos que pensar que la Santísima Trinidad es un misterio. Que Cristo nos lo ha revelado y ha quedado plasmado en el nuevo Testamento. Que es un misterio que toca directamente nuestra incorporación a la vida cristiana. El bautismo está directamente relacionado con nuestra salvación. Que se trata de una unidad y una trinidad en sentido númerico como podemos considerar el número uno y el número tres.

"Id pues y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo enseñándoles a guardar todo lo que Yo, os he enseñado"

LA PROVIDENCIA


La Providencia consiste en la realización del plan eterno de Dios para que cada criatura realice su fin.

El hombre no puede entender el misterio del mal sino desde la perspectiva del amor y del respeto al plan providente de Dios que en todo busca el bien.

La preocupación de Dios es que el hombe alcance su perfección y su felicidad. La Providencia es la fuerza de Dios que orienta al hombre en todo momento, especialmente en lo que se refiere al uso de su libertad, para alcanzar la victoria en la vida.

La Providencia de Dios consiste en primer lugar en el hecho de la conservación de los hombres.

Todos los seres han sido creados con fines determinados.

Podemos afirmar que el mal no se vence perdiendo confianza, sino solo con el bien, sacando bien del mal.

En la iglesia llamamos Divina Providencia al cuidado y gobierno que Dios tiene de sus criaturas. Dios no se contenta con su acto supremo de amor en la creación, velando continuamente por nosotros de muchas formas diversas. Nos mantiene en la vida. Nos da medios materiales para mantenernos en unión con Él.

La acción de la Providencia no destruye nuestra libertad, sino que la encauza y fortalece.

Esta confianza y este amor que el hombre pone para afrontar el dolor moral, es un misterio tan grande como el del mal.

El mal físico no se opone a la Providencia. Los terremotos, inundaciones y demás problemas naturales, son parte de un proceso cósmico, regido por las leyes que Dios ha puesto en la naturaleza.

NATURALEZA Y MISION DE LA IGLESIA


Cristo fundó en la tierra una institución espiritual llamada iglesia católica. Todos pertenecemos a ella y estamos tan unidos que formamos un solo cuerpo.

La iglesia es pues, la unión en Cristo de todos los bautizados, quiene profesan la doctrina de Cristo y obedecen al Papacon el fin de participar de los méritos de Cristo y ganar la salvación.

Cristo funda la iglesia eligiendo a sus apóstoles y encomendándoles la misión de predicar su doctrina por todo el mundo; otorgandoles el triple poder de: Enseñar, santificar y gobernar a los fieles.

La iglesia tiene como fin la salvación de los hombres y la comunicación de los bienes espirituales, enseñando, santificando y gobernando.

La consumación de la iglesia llegará al final de los tiempos cuando regrese el Hijo de Dios con todo su poder y su gloria y se instaure el Reino de Dios en la comunidad de los fieles.

La iglesia es fruto del amor de Dios a los hombres. Es un amor que busca que todos los hombres se salven.

La misión de enseñar de la iglesia consiste en el derecho y el deber que tiene de enseñar y defender la doctrina de Cristo.

La misión de santificar consiste en procurar la santificación de las almas y esta misión se las dio Cristo a sus apóstoles con el mandato de predicar por todo el mundo.

La misión de gobernar nos la da Cristo cuando funda la iglesia con hombres para hombres.

La iglesia avanza en su peregrinaje a través de las persecuciones del mundo, las calumnias y los enemigos externos e internos.

EL ORIGEN DIVINO DE LA IGLESIA


La resurrección de Cristo y la venida del Espíritu Santo son los dos eventos que originan la iglesia.

Los apóstoles llevaron el mensaje de Cristo por todo el mundo saliendo de las tradiciones Judías. Los apóstoles siguieron el mandato de Cristo conservando a Pedro como cabeza. A partir de Él, vienen todos los demás Papa, constituyendo a su vez por sucesión, la cabeza de la iglesia.

La iglesia sufrió persecución de los emperadores paganos de Roma que no entendían la doctrina de la fe católica.

Con la libertad de la iglesia, esta se pudo extender por todo el mundo y se pudo estucturar jerárquica y localmente.

La iglesia tuvo que enfrentarse a doctrinas extrañas a la fe como: El gnosticismo y a herejías como el arrianismo, el nestorianismo y el pelagianismo.

Para defender la fe de una forma estable se promovieron reuniones de todos los obispos de la iglesia, llamados concilios, de los cuales surgiría la iglesia católica, ratificada por el Papa y profesada por toda la iglesia en la oración de fe, el Credo.

Jesucristo no solo fundó una religión, sino también una iglesia.

La constitución de la iglesia se consumó el día de Pentecostés, el día que el Espíritu Santo desciende sobre los discípulos.

La mayor amenaza interna que hubo de afrontar la iglesia es la herejía gnóstica, ya que constituye una verdadera escuela intelectual y se presenta como una sabiduría superior solo al alcance de los iniciados.

La división del imperio en dos partes: Oriente y Occidente, consumada a finales del siglo IV, tuvo una honda repercunción en la vida de la iglesia.

domingo, 25 de mayo de 2008

IDENTIDAD DE NUESTRA IGLESIA


La iglesia es el medio de salvación en esta tierra.

Todos los bautizados formamos parte del cuerpo de la iglesia, este cuerpo tiene por cabeza a Cristo.

La iglesia es el pueblo de Dios.

La ley fundamental de la iglesia es el amor.

María es Reina y Madre de todo el cuerpo místico, nuestro modelo a seguir.

Cristo nos une a todos bajo un mismo techo, bajo la misma fe y las mismas creencias.

Todos debemos de esforzarnos por identificarnos y parecernos a Él.

La iglesia es el nuevo pueblo de Dios, Dios no pertenece a ningun pueblo en particular.

El signo distintivo por el que se debe de reconocer a un miembro de la iglesia es el amor.

En la iglesia, María tiene un papel importantísimo: Es Madre de Dios y por ende de todos los creyentes.

La misión de la iglesia es la santificación de todos y cada uno para llegar a la vida eterna de Dios nuestro Señor.

El bautismo es el Sacramento que nos hace hijos de Dios y nos abre las puertas de la iglesia.

La iglesia no es Cristo solo, o el Papa o los sacerdotes, es la unión de todos los fieles con Cristo.

JERARQUIA DE LA IGLESIA


Cristo ha instituido una jerarquía en la iglesia para que la salvación llegue a todos los hombres.

Hay una jeraquía de orden: Obispo, Sacerdote, Diacono. Y una jerarquía de jurisdicción: Papa y Obispos.

La jerarquía se concibe en el orden del servicio y de la caridad. Tiene la triple función de: Enseñar, Santificar y Gobernar.

El espíritu Santo llama a algunos hombres a misiones específicas dentro de la jerarquía de la iglesia y otorga carismas especiales para ayudar a los fieles a alcanzar con más facilidad el fin para el cual fueron creados.

Jerarquía Eclesiástica: Los diversos grados que hay en la autoridad de la iglesia son: El Santo Padre, los Obispos, los Sacerdotes y los Diáconos.

El Papa, los Cardenales, los Obispos, Sacerdotes, Diáconos, monjas, laicos son todos hombres y mujeres que están al servicio de los fieles.

La vida religiosa ha sido siempre el instrumento fundamental para llevar a cabo la propagación de la fe entre los cristianos.

Los institutos seculares tienen su razón de ser dentro de la misión evangelizadora de la iglesia.

Los miembros de vida apostólica no hacen votos religiosos de pobreza, castidad y obediencia, aunque si viven los mismos consejos evangélicos.

Los laicos, además, juntando también sus fuerzas, han de sanear las estructuras y las condiciones del mundo.

El estado religioso aparece por consiguiente como una de las maneras de vivir una consagración más íntima que tiene su raíz en el bautismo y se dedica totalmente a Dios.

MAGISTERIO DE LA IGLESIA


La iglesia es autoridad en artículos de fe o dogmas, que so aquellas verdades contenidas en la revelación y propuestas por la iglesia jerárquica.

Los Sacramentos dan al hombre la gracia santificante que es la vida sobrenatural que proviene del Esíritu Santo.

La iglesia es una: Santa, Católica, Apostólica y Romana.

El cuerpo de la iglesia por lo tanto no es una hermandad invisible formada por hombres que se unen de manera vaga a través de la gracia, sino una autoridad, magisterio y gobierno.

Jesucristo no nos deja solos. La iglesia cuenta desde el principio con el Espíritu Santo.

Concilio Ecuménico es la reunión de todos los obispos del mundo presidida por el Papa y guiada por el Espíritu Santo para reflexionar sobre los aspectos teológicos y disciplinarios de la iglesia.

Cristo mismo instituye los Sacramentos que son siete y corresponden a todas las etapas cruciales de la vida de los cristianos.

La iglesia recibió de Cristo el poder de proclamar la verdad en las cuestiones esenciales de la fe.

La confirmación perfecciona la gracia bautismal.

Uno de los más bellos nombres que se da Jesús a sí mismo es el del "Buen Pastor". El buen pastor reúne en un solo rebaño a sus ovejas y envía a sus discípulos con instrucciones precisas a evangelizar, a enseñar todo lo que Él les ha dado.

LA SAGRADA ESCRITURA


La Sagrada Escritura está inspirada por el Espíritu Santo. Ha sido escrita por hombrs que han puesto todas sus cualidades al servicio de dicha inspiración.

La Sagrada Escritura debe de leerse con el mismo espíritu con que fue escrita, en la unidad interna de la misma y de acuerdo con la tradición.

La Sagrada Escritura tiene un sentido literal y un sentido espiritual.

La Sagrada Escritura es el centro de la iglesia.

En la comoposición de los libros Sagrados, Dios se valió de hombres elegidos, que usaban todas sus facultades y talentos; de éste modo, obrando Dios en ellos y por ellos como verdaderos autores, pusieron por escrito todoy solo lo que Dios quería.

La Sagrada Escritura debe leerse atendiendo el contenido y unidad de toda ella. Es un error clásico, propio de la manipulación, sacar de contexto determinados pasajes.

La Biblia y sobre todo los Evangelios, deberían de acompañarnos en cada viaje y estar junto a nuestra cama, debe de ser un compañero de camino. La función de la Biblia es la de ser nuestra compañera en la vida.

Para descubrir la intención de los autores sagrados es preciso tener en cuenta las condiciones de su tiempo y de su cultura... Las maneras de sentir, de hablar, de narrar en aquel tiempo.

En la Sagrada Escritura, la iglesia encuentra sin cesar su alimento y fuerza, porque en ella no recibe solamente una palabra humana, sino lo que es realmente: LA PALABRA DE DIOS.

En los libros sagrados, el Padre que está en el cielo sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos.

LA LEY


Las leyes son necesarias.

La ley natural, la ley civil, la ley de Dios, la ley evangélica se complementa y se enriquecen mutuamene.

LEY: Es regla o medida de los actos, de las operaciones y de los movimientos.

Todo hombre percibe en su interios la urgencia de realizar un ideal humano. Sabemos que ser hombre significa obrar siempre el bien y evitar el mal.

La ley natural nace de la naturaleza del hombre, la ley civil surge de la sociedad que acepa, elige o concede autoridad a personas capacitadas y honradas para promulgar leyes que la defiendan.

La ley civil en la religión nace de la moral, por eso sentimos la inquietud de amar a Dios, de no matar, de no mentir, de no desear los bienes ajenos.

Así llegamos a la conclusión de que para llevar a cabo con facilidad el ideal de ser hombre, nos es necesaria una ley: La ley natural. Para vivir en sociedad necesitamos la ley civil. Para realizarnos como religiosos se requieren la ley divina. Finalmente, para dar pleno sentido a la ley divina, necesitamos la ley evangélica.

Los diez mandamientos son clarísimos, pero pueden quedarse en reglas por cumplir. Dios no quiere un cumplimiento frío de las reglas, sino el amor que se pone en vivirlas. Cristo dijo en varias ocasiones: "NO HE VENIDO A ABOLIR LA LEY, SINO A DARLE PLENITUD"

La ley de Dios complementa, enriquece y especifica la ley natural.

Es necesario descubrir las leyes de Dios en nuestra propia naturaleza.

LA LEY NATURAL


La ley natural es evidente. Consiste en hacer el bien y evitar el mal.

La ley natural es única e idéntica para todos, porque todos tenemo la misma naturaleza.

La ley natural es inmutable como la naturaleza del hombre.

Una persona percibe como buenas aquellas cosas hacia las que tiende su naturaleza, como por ejemplo: La defensa de la vida, la procreación de la vida, el conocimiento de Dios, la vida en sociedad.

La ley natural es universal porque expresa la dignidad del hombre y funda sus derechos y deberes.

La ley natural es inmutable porque permanece invariable en sus principios fundamentales a lo largo de la historia.

La ley natural es evidente porque todos los hombres van adquiriendo a través de la inteligencia pleno ejercicio.

La ley natural fundamenta las demás normas morales sobre la bondad y la maldad de los actos humanos, porque toda norma debe basarse en la persona humana y su dignidad.

La cultura es una estructura o conjunto de comportamientos, ideas, conocimientos, modos de ser propios de un determinado grupo de personas. Ayuda al hombre en su desarrollo como persona dentro de un grupo.

Toda cultura que se considere con una adecuado progreso tecnológico debe tener también un elevado progreso moral, es decir un profundo conocimiento de la ley natural como ley universal inscrita en la naturaleza del hombre.

LA LEY EVANGELICA


Cristo nos ha pedido que nos amemos unos a otros como Él nos ha amado.

La ley del amor es la respuesa a Dios, la entrega de la vida, puesto que Cristo nos ha amado entregándose hasta la muerte.

Cristo quiere darnos una nueva ley. La ley del amor. Lo fundamental de toda ley moral debe ser el amor, amor a si mismo, amor a los hombres, amor a Dios.

La expresión concreta de esta nueva ley se resume en dos enseñanzas: la Bienaventuranzas y el mandamiento nuevo.

Las Bienaventuranzas presentan un cambio radical en cuanto a nuestra forma de vida.

Las Bienaventuranzas son un signo de felicidad y de esperanza. La felicidad y la esperanza que Cristo nos propone tocan fondo el corazón y buscan que sea puro, misericordioso, inquieto, abnegado, alegre. El mandamiento nuevo es el amor.

Vivir la ley de Dios, es una actitud de amor total, requiere de una buena dosis de presencia de Dios en nuestra vida.

La ayuda de Dios no elimina el mérito de nuestra libertad que elige amar. Dios nos propone el camino, nosotros lo elegimos.

Mansedumbre es humildad, moderación, respeto.

Por la fe y los Sacramentos se nos confiere la fuerza de la gracia para obrar conforme a la ley.

Estamos acostumbrados a vivir en un mundo en el que todo tiene una medida: Horario, de trabajo, código de circulación, análisis metereológicos.

LA LEY DE DIOS: LOS DIEZ MANDAMIENTOS


Los diez mandamientos son el programa más perfecto y más completo que se ha dado al mundo para conseguir la paz.

Los mandamientos están inscritos en el corazón humano por la naturaleza.

Los mandamientos, vividos por amos, dan libertad espiritual al hombre, porque a través de ellos el hombre establece una alianza con Dios.

El hombre que sigue fielmente a los mandamientos, llega a la salvación.

Mandamiento es el mandato que implica el cumplimiento de una obligación. Normalmente se denominan así los mandatos dados por Dios a Moisés y las obligaciones que la iglesia pide a todo católico.

Los diez mandamientos son inmutables porque van de acuerdocon la naturaleza racional del hombre, la cual no cambia.

Dios habla al hombre en su propia historia con palabras que el hombre puede entender. Dios da su ley, los diez mandamientos.

Los diez mandamientos son una unidad. El primer mandamiento da sentido a toda ley de Dios: Amar a Dios sobre todas las cosas. A partir de ésta primera palabra de Dios en su ley, el hombre puede vivir el resto de sus mandamientos.

En los diez mandamientos están expresados las obligaciones fundamentales del comportamiento del cristiano.

Los deberes señalados son básicos para el hombre de hoy y de siempre.

Los manamientos por ser queridos por Dios para el hombre, son validos para todos.

sábado, 24 de mayo de 2008

LOS MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA


La iglesia dicta, con la autoridad que le dio el mismo Cristo, una legislación que regula a los cristianos en su relación con Dios.

En cada celebración eucarística, Jesús se hace presente en el mundo y nosotros, participamos y ofrecemos nuestras obras, juntos con Él.

Al confesarnos al menos una vez al año la iglesia pretende que nos acordemos de un gran privilegio y consuelo, el hecho de que se nos pueden perdonar los pecados.

Para recibir la Eucaristía, la iglesia pide que la persona se encuentre en estado de gracia.

El cuarto mandamiento asegura los tiempos de ascesis y de penitencia que nos prepara para los tiempos litúrgicos.

El último mandamiento de la iglesia recapitula de alguna manera los cuatro anteriores. La iglesia es mi madre y como tal le debo cuidado, ayuda, disponibilidad.

La Pascua de Resurrección es la fiesta de la resurrección de Jesús. Cristo resucita durante la Pascua Judía, una fiesta en que el pueblo hebreo recordaba la salida de Egipto. Por eso se llama Pascua de Resurrección o Pascua Florida.

Los mandamientos de la iglesia son cinco:

- Oír misa entera los domingos y días de precepto.

- Confesarse al menos una vez al año.

- Comulgar por lo menos en la Pascua de Resurrección.

- Ayunar y abstenerse de comer carne los días señalados.

- Ayudar a la iglesia en sus necesidades.

LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA


Tanto las personas como las sociedades están llamadas a cumplir una vocación cristiana, esto es, a transformarse a imagen de Cristo.

En la comunidad humana los hombres estamos llamados a formar una fraternidad, una comunión amorosa entre todos.

Las sociedades se organizan bajo un nombre determinado. Éste orden debe ser jerárquico, personal y responsable.

El fin de una sociedad tiene que ser el hombre mismo.

Los hombres contamos con la ayuda de la gracia. Es preciso que cada uno abra la puerta a la luz de Dios permitiendo a ésta iluminar el camino que lo lleva a Él.

Los apóstoles, al anunciar el evangelio, lo estan predicando, es la nueva dignidad del hombre.

La iglesia ordenada al fin último de los hombres, enseña a sus fieles el sentido de justicia en el uso de los bienes terrenos como un medio eficaz para conducir a los hombres a dicho fin último.

A principios del siglo XIX surge el libealismo económico, para este sistema, el principio de la economía, es una idea individualista de la libertad.

Las ideas del socialismo marxista-leninista concede importancia a los medios de producción.

El neoliberalismo surge como una respuesta al liberalismo donde el mecanismo de mercado es como una función de servicio.

La iglesia expresa un juicio moral, en materia económica y social, cuando lo exigen los derechos fundamentales de la persona o la salvación de almas.

LA EXPANSION DE LA IGLESIA


La iglesia se extendió por toda Europa, y enfrentó las dificultades de la herejía arriana y del islam.

El cristianismo pasó duras pruebas durante la época de la sociedad feudal debido a las intromisiones de principes y señores feudales en los asuntos de la iglesia.

Surge el concepto de emperador cristiano, con la misión de defender a la iglesia de los ataques.

El cisma de oriente constituyo un gran dolor para la iglesia a causa de la pérdida de la unidad. A pesar de todos los esfuerzos por lograr la unidad, esta no se alcnzó. El problema se agravó con la caída de Constantinopla en manos de los Turcos.

En la edad media los papas lucharon por la automía de la iglesia en relacióncon los emperadores y buscaron una reforma de la misma. El problema del traslado de la sede pontificia a Aviñon se solucionó con el nombramiento de un nuevo papa aceptado por todos.

La reforma de la iglesia promovió el nacimiento de nuevas órdenes religiosas y el afianzamiento de algunas tradiciones como la misa dominical, el rezo del rosario, las pergrinaciones. Es también la época de las cruzadas.

En 754 el papa Esteban II confirió la unción regia a Pipino el Breve y a sus dos hijos Carlomán y Carlos.

En 919 Otón I el Grande, es otro de los constructores de la Europa cristiana.

En enero de 1377 el papa Gregorio XI abandona Aviñón y regresa a Roma.

Los siglos XII y XIII constituye la época clásica de la cristiandad medieval.

LA REFORMA


La reforma protestante surge en un momento propicio de hostilidad de Alemania contra Roma y de problemas morales y de disciplina dentro del mundo católico. Lutero aprovecha esta coyuntura para desarrollar sus teorías.

El protestantismo se basa en el seguimiento de la biblia sin el apoyo de la tradición, en la justificación de la fe sin obras, en el rechazo del papado y en un rechazo de la disciplina de la iglesis, como en el celibato sacerdotal que es de importancia para los votos religiosos. Se extendió principalmente en Alemania y Escandinavia.

El calvinismo añade al protestantismo la idea de la predestinación a la salvación e insiste en la corrupación de la naturaleza humana. Se extendió por el centro y el este europeo, incluso por Francia.

El anglicanismo surge por la ruptura del rey Enrique VIII con el papado a causa de la negación de su divorcio. El anglicanismo persiguió las tradiciones católicas y a los hombres de la iglesia.

La reforma católica se desarrolla especialmente en España e Italia donde florecen las nuevas órdenes religiosas.

La reforma protestante tuvo por autor a Martín Lutero. (1483-1546)

El luteranismo se adueño con considerable facilidad de Alemania y de los países escandinavos.

Calvino abrió nuevos caminos al protesantismo lo cual tuvo una fuerza expansiva superior al luteranismo.

En Inglaterra el rey Enrique VIII le pidió al Papa León X lo divorciara de Catalina de Aragón para casarse con Ana Bolena y al negarse se proclamó cabeza del anglicanismo.