martes, 15 de julio de 2014

LAS TRES MISIONES DE LA IGLESIA



La Iglesia es fruto del amor de Dios a los hombres.

Es un amor que busca que todos los hombres se salven.

La iglesia es un puerto seguro al que podemos llegar para conocer todo lo que Dios nos ha revelado.

Cristo escogió a sus apóstoles y los instruyó durante tres años.

Les encomendó la misión de predicar su doctrina y dar testimonio de la triple misión de la Iglesia: Enseñar, santificar y gobernar a los fieles.

La misión de enseñar consiste en el derecho y el deber que tiene de enseñar y defender la doctrina de Cristo.

La misión de santificar consiste en procurar la santificación de las almas.

La misión de gobernar en la Iglesia la entendemos a partir del modelo del Buen Pastor. Cristo cuida a sus ovejas, las defiende y las lleva hacia el camino de la felicidad.

Cristo fundó la Iglesia con hombres y para hombres ya que Él no iba a permanecer para siempre con nosotros

lunes, 14 de julio de 2014

LA RESURRECCIÓN DE JESÚS



Jesús se aparece a aquellos que ama.

La resurrección es una gracia que quiere llegar directamente a la conversión, de todos los que creen en Él.

Los fariseos hicieron creer que los discípulos de Jesús, entraron en el sepulcro y se llevaron el cadáver.

El sepulcro vacío que los apóstoles encontraron en la mañana de la Pascua es el signo de la resurrección.

Cristo se apareció a sus apóstoles en dos ocasiones en el cenáculo.

Con la resurrección, Cristo demuestra que verdaderamente es el Hijo de Dios.

Por la resurrección, Jesucristo nos abre a una vida nueva.

Nos enseña que estamos llamados a vivir con Él, esa vida nueva.

Por eso, Jesús vive en cada uno de nosotros. 

viernes, 11 de julio de 2014

PUEBLO DE SACERDOTES, PROFETAS Y REYES



Jesucristo es la Cabeza de la Iglesia, su máximo servidor, pues se entregó por ella.

Cristo murió por amor a los hombres para redimirlos del pecado, se entregó por ellos, vivió para ellos.

Así nos salvó y así nos dejó un ejemplo de lo que debe de ser la vida de los cristianos.

Con el orden sacerdotal, Jesús supo escoger a aquellos para ejercer la autoridad en la Iglesia.

El Papa, los Obispos, los Sacerdotes y los Diáconos han sido constituidos como ministros de su iglesia para guiarla siempre al Padre en el Espíritu Santo.

Pero la Iglesia no la forman sólo ellos, la Iglesia la formamos todos los bautizados, cada uno con su vocación propia.

Todos participamos de la misión de Cristo, todos somos sacerdotes, profetas y reyes.

jueves, 10 de julio de 2014

CRISTO NOS REVELA A LA SANTÍSIMA TRINIDAD



Cristo ha hecho un gran esfuerzo durante su vida terrena por darnos a conocer cómo es Dios. 

Y nos ha hablado concretamente de que el Padre es el Creador de todo y el Espíritu Santo es el que, después de su muerte y resurrección, nos seguirá conduciendo a la salvación.

Los cristianos nunca hubiéramos llegado al conocimiento de la Santísima Trinidad si Cristo no lo hubiese revelado, si no nos hubiese hablado, Él mismo de ello.

Dios, en sus tres personas, interviene activamente en la historia de la salvación de cada hombre. 

En primer lugar, el Padre nos crea y nos da la misión de dominar la tierra, pero cuando se presenta la realidad del pecado se hace necesario el envío de un salvador: 

Cristo, el mismo Dios se hace hombre para poder redimir, salvar a los hombres, Cristo hace un acto grandísimo de obediencia, la muerte en la cruz, para reparar la tremenda desobediencia que el hombre había cometido frente a los planes de Dios. 

Al morir no nos puede dejar solos, porque no encontraríamos la salvación. Dios viene de nuevo, permanece de nuevo junto al hombre en el Espíritu Santo que está en cada uno de los bautizados.

Cuando hablamos de un solo Dios verdadero y tres personas divinas, entendemos por persona divina una relación de amor que tiene existencia en sí misma. 

De este modo el término persona divina significa relación que existe por sí misma, que subsiste por sí misma. 

HOMBRE DE POCA FE



Desde el momento que nacemos, necesitamos la asistencia de otras personas para vivir.

Un niño aislado, abandonado muere en pocas horas.

El ser humano necesita siempre de otro ser humano.

La fe es un acto absolutamente personal como el nacer.

Es la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela.

La fe no me la doy yo, sino que la recibo de Dios a través de alguien.

El creyente que ha recibido la fe tiene la responsabilidad a transmitirla a otro.

La fe se recibe con el sacramento del Bautismo.

Nuestra fe en Dios se desarrolla en el seno de la Iglesia.

La Iglesia es la guardiana del depósito de la fe. 

sábado, 5 de julio de 2014

LA DIVINA PROVIDENCIA



En la iglesia llamamos Divina Providencia al cuidado y gobierno que tiene Dios en sus criaturas, a las que dirige  convenientemente hacia su fin último: Dios no se contenta con un acto supremo de amor en la creación, sino que busca mantenerse en esa relación de amor en la creación por lo que:

Nos mantiene en la vida

Nos da los medios materiales para subsistir.

Nos ofrece la gracia y todo tipo de ayudas espirituales para mantenernos en unión con Él.

La preocupación de Dios es que el hombre alcance su perfección y felicidad. La Providencia es la fuerza de Dios que orienta al hombre en todo momento, especialmente en lo que se refiere al uso de su libertad, para alcanzar la victoria en la vida; la felicidad temporal y eterna. La Providencia conduce según un determinado orden establecido, por su sabiduría y amor, para que todos los seres alcancen el fin para el cual fueron creados.  

La Providencia de Dios consiste, en primer lugar, en el hecho de la conservación de los seres. La creación no es una especie de reloj que se hecha a andar y se abandona en el olvido.
Jesús nos pide un abandono filial en la Providencia del Padre celestial que cuida las más pequeñas necesidades de sus hijos. No andes buscando que vas a comer, que vas a beber, solo pídele la Divina Providencia.