jueves, 30 de abril de 2015

EL VALOR DE LO SAGRADO




En el Evangelio, Dios se presenta como el que viene a nosotros para que veamos sus milagros.

No nos damos cuenta, pero nosotros somos un milagro de Dios.

Dios nos dio los dones de la decisión y la dignidad, tengamos la decisión para llegar a Él con dignidad.

Los deseos del corazón se convierten en gestos de cariño.

Dios no se ha olvidado de está tratando con hombres hechos de cuerpo y espíritu.

Dejemos que nuestro espíritu guíe a nuestro cuerpo por los caminos de la dignidad.

Por eso nos ha dejado esos signos visibles que son los Sacramentos para acercarnos a Él.

Hagamos una unión común con Jesús, al desear recibir la Eucaristía.

Recordemos que Dios se hizo hombre, para vivir entre los hombres para siempre.

Todos los ritos, las costumbres y enseñanzas que nos da nuestra religión son para que seamos felices en esta vida y esperemos lo mejor en la vida eterna.

Dejemos que el Espíritu Santo entre en nosotros.

miércoles, 29 de abril de 2015

LA PROPIA RIQUEZA



El hombre desarrolla sus cualidades mediante el trabajo y la creación de su riqueza.

El mundo actual ha ido creando sistemas para facilitar este desarrollo.

Cada persona está llamada por Dios para desarrollar sus cualidades con dignidad.

Tener medios para la vida es una necesidad de todo ser humano, por eso debe de crear su propia riqueza.

La solución de fondo para crear un mundo económico más justo, no está solo en repartir la riqueza, sino en generarla.

Jesús dijo: “DONDE ESTÁ TU TESORO, ALLÍ ESTÁ TU CORAZÓN”

Cuando la riqueza se reduce a vanidad o egoísmo, pierde su valor.

La ostentación, el lujo desmedido, el derroche, tergiversan los planes de Dios.

Muchas veces se dice: “CONSUMO, LUEGO EXISTO” esto crea el ambiente de consumismo en el que vivimos.

Consideramos nuestro valor o el valor de cada persona por lo que tiene y no por lo que es.
Muchas veces se quiere que la riqueza sirva al hombre para el bien y no que el hombre sirva a sus riquezas para ofender a sus hermanos.

La solidaridad es una exigencia de la fraternidad humana.

Así vivían los primeros cristianos que ponían todo en común, como nos cuentan en los hechos de los Apóstoles.

Deberemos de eliminar las clases entre pobres y ricos, porque todos somos verdaderos hombres, criaturas de Dios.