El hombre desarrolla sus
cualidades mediante el trabajo y la creación de su riqueza.
El mundo actual ha ido
creando sistemas para facilitar este desarrollo.
Cada persona está llamada
por Dios para desarrollar sus cualidades con dignidad.
Tener medios para la vida es
una necesidad de todo ser humano, por eso debe de crear su propia riqueza.
La solución de fondo para
crear un mundo económico más justo, no está solo en repartir la riqueza, sino
en generarla.
Jesús dijo: “DONDE ESTÁ TU TESORO, ALLÍ ESTÁ TU CORAZÓN”
Cuando la riqueza se reduce
a vanidad o egoísmo, pierde su valor.
La ostentación, el lujo
desmedido, el derroche, tergiversan los planes de Dios.
Muchas veces se dice: “CONSUMO, LUEGO EXISTO” esto crea el
ambiente de consumismo en el que vivimos.
Consideramos nuestro valor o
el valor de cada persona por lo que tiene y no por lo que es.
Muchas veces se quiere que
la riqueza sirva al hombre para el bien y no que el hombre sirva a sus riquezas
para ofender a sus hermanos.
La solidaridad es una
exigencia de la fraternidad humana.
Así vivían los primeros
cristianos que ponían todo en común, como nos cuentan en los hechos de los
Apóstoles.
Deberemos de eliminar las
clases entre pobres y ricos, porque todos somos verdaderos hombres, criaturas
de Dios.
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