La
verdadera libertad, no es la posibilidad de hacer lo que se quiera.
La
verdadera libertad, es la capacidad de elegir y hacer el bien por amor.
La libertad
física, es la capacidad de estar por encima de los límites físicos. Es la
capacidad para moverse.
La libertad
interior, es la capacidad de decidir de acuerdo a la propia inteligencia.
La libertad
moral, es la capacidad del hombre para optar por los valores morales, de elegir
el bien según lo ordene el alma.
La libertad
evangélica, es liberarse del poder de Satanás y del pecado, mediante la verdad
del Evangelio y la gracia del Espíritu Santo.
La libertad
religiosa, es el derecho que tiene cada persona para vivir bien su religión.
Nuestra
libertad es el primer elemento de nuestra dignidad como personas.
Para ejercer
plenamente nuestra libertad, debemos tener en cuenta la libertad del otro.
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