sábado, 20 de diciembre de 2014

¿PORQUÉ JUZGAMOS?



En la vida de todos los días cometemos errores. Cada segundo que pasa se cometen: Asesinatos, adulterios, robos, menosprecios, violaciones, abortos, fraudes. El hombre es débil, es pecador.

Corremos el riesgo de confundir el pecado con el pecador, de juzgar al hombre por su debilidad.

Llevamos en nuestro interior la tendencia de destruir a nuestros hermanos.

El tema de pensar bien de los demás, de perdonar y olvidar todo, no está de moda.

El octavo mandamiento de la ley de Dios nos pide una actitud de sinceridad en nuestro modo de ver a nuestros hermanos.

El falso testimonio se puede entender como ver y declarar, nuestro modo de ver a los demás.

Una buena receta puede ser: Creer todo el bien que se oye y no creer el mal que se ve.  
La vida del hombre es plena cuando de busca hacer el bien a los demás.

Del juicio precipitado se suele pasar a la maledicencia, a comentar con una desgradable las malas acciones de los demás.

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