Desde el momento que
nacemos, necesitamos la asistencia de otras personas para vivir.
Un niño aislado, abandonado
muere en pocas horas.
El ser humano necesita
siempre de otro ser humano.
La fe es un acto
absolutamente personal como el nacer.
Es la respuesta libre del
hombre a la iniciativa de Dios que se revela.
La fe no me la doy yo, sino
que la recibo de Dios a través de alguien.
El creyente que ha recibido
la fe tiene la responsabilidad a transmitirla a otro.
La fe se recibe con el
sacramento del Bautismo.
Nuestra fe en Dios se
desarrolla en el seno de la Iglesia.
La Iglesia es la guardiana
del depósito de la fe.
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