En la iglesia llamamos Divina Providencia al cuidado y gobierno que
tiene Dios en sus criaturas, a las que dirige
convenientemente hacia su fin último: Dios no se contenta con un acto
supremo de amor en la creación, sino que busca mantenerse en esa relación de
amor en la creación por lo que:
Nos mantiene en la vida
Nos da los medios materiales para subsistir.
Nos ofrece la gracia y todo tipo de ayudas espirituales para mantenernos
en unión con Él.
La preocupación de Dios es que el hombre alcance su perfección y
felicidad. La Providencia es la fuerza de Dios que orienta al hombre en todo
momento, especialmente en lo que se refiere al uso de su libertad, para
alcanzar la victoria en la vida; la felicidad temporal y eterna. La Providencia
conduce según un determinado orden establecido, por su sabiduría y amor, para
que todos los seres alcancen el fin para el cual fueron creados.
La Providencia de Dios consiste, en primer lugar, en el hecho de la
conservación de los seres. La creación no es una especie de reloj que se hecha
a andar y se abandona en el olvido.
Jesús nos pide un abandono filial en la Providencia del Padre celestial
que cuida las más pequeñas necesidades de sus hijos. No andes buscando que vas
a comer, que vas a beber, solo pídele la Divina Providencia.
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