lunes, 9 de marzo de 2015

DIOS, NO ME PERMITAS JUZGAR AL HERMANO



En la vida todos cometemos errores.

El hombre es débil, es pecador.

Corremos el riesgo de confundir el pecado, con el pecador.

Llevamos en nuestro interior la tendencia de destruir a nuestros hermanos.

Señor, hazme comprender que un momento de frustración, no es una vida.

Que un error en la vida, no es una vida de errores.

Que lo que necesito es un corazón puro para no atacar al hermano.

Si soy puro, sabré amar con paciencia, hasta que las personas entiendan que los quiero porque Jesús así me lo pide, “Ama a tu prójimo como a ti mismo”

La vida del hombre es plena cuando busca hacer el bien a los demás.

Seamos prudentes, una palabra de crítica dicha en un momento de debilidad, nos puede seguir destruyendo en el futuro.

No hay que juzgar al hermano.

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