
El hombre es persona, es decir tiene una dignidad especial.
El descubrimiento del valor de sí mismo implica el descubrimiento de Dios.
Libertad, conciencia y reponsabilidad son las tres características fundamentales de la vida humana.
La vida humana tiene un crácter Sagrado.
Del hecho de ser persona surgen una serie de derechos y deberes intimamente unidos.
Soy un protagonista único desde el momento de la concepción. Mi cuerpo, mis desiciones, mi individualidad comienzan a determinarse en ese momento decisivo.
La verdadera libertad no es la posibilidad de hacer lo que se quiera. Es la capacidad de elegir y hacer el bien por amor.
La vida humana es sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en en una especial relación con el Creador.
El hombre posee derechos que le han sido dados por Dios.
Todo derecho implica deberes, unos y otros tienen en la ley natural su raíz, su alimento y su fuerza indestructible.
Todo recién nacido es un ser nuevo, concreto, determinado, una persona, una maravilla.
Los deberes para con uno mismo son: Respeto a la propia dignidad. Cuidado del alma y el cuerpo. Buscar la verdad con profundidad.
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