
La religión católica es una religión de vida que debe de transformarse en amor.
El católico da sentido pleno a nuestra vida.
La vocación cristiana es en sí misma una vocación de apostolado.
La oración es el motor de todo apostolado.
El joven católico no está a la espera, esta la vanguardia, ofreciendo su testimonio y apostolado.
El mensaje católico debe recorrer todos los rincones del mundo y tocar todos los corazones porque es un mensaje bueno, que puede transformar al hombre y a las sociedades.
La vocación cristiana es ella misma, vocación de apostolado.
Cada uno de nosotros debe poner su granito de arena para que Dios sea más conocido y más amado.
El testimonio de fidelidad de los cristianos es condición indispensable para el anuncio del evangelio y la misión de la iglesia en el mundo.
Con mi ejemplo de vida cristiana tenemos que fijarnos en su forma de vivir la caridad, en su actitud de servicio a los demás hombres.
Dios está más interesado que tu, en que esa persona se convierta, en que esta otra abandone su situación de pecado y se reconcilie con Él.
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