miércoles, 28 de mayo de 2008

DIOS ES EL SEÑOR


La vida espiritual debe de funcionar con seriedad y debe de comenzar por el respeto a lo sagrado.

La indiferencia obstaculiza la entrada de Dios en nuestra alma.

La superficialidad nos lleva a desaprovechar los dones de Dios.

Siempre estamos a tiempo de iniciar una vida en la que Dios tiene el primer lugar.

Ser indiferente frente a Dios o vivir exclusivamente de cara a nosotros mismos, mata poco a poco la felicidad misma, la presencia de Dios en nuestra vida.

Pasamos a un lado de los medios de salvación que Dios nos da, sin vivirlos.

La fe debe de llevarnos a una valoración de Dios y de cuanto nos da.

Dios quiere de nosotros una actitud de responsabilidad ante sus dones.

La llama de la superficialidad quema el sentimiento de lo sagrado, de los Sacramentos, de la oración, en definitiva de Dios.

El católico es un hombre que está unido a Dios y sigue el modelo de Jesucristo.

Es importante que reflexionemos sobre las situaciones que nos llevan a un estado de indiferencia o de lejanía de Dios. No para hacer un drama, sino para tomarnos en serio a Dios, Señor de nuestra vida.

Tenemos que reconocer que no negamos la existencia de Dios.

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