viernes, 23 de mayo de 2008

VIVIR Y CONVIVIR


La vida comunitaria es necesaria para la realización de la vocación humana.

La sociedad civil tiene su origen en la misma naturaleza del hombre.

Toda vocación cristiana tiene un caracter comunitario.

Los miembros de la sociedad no son solamente individuos de una especie, son personas.

Inserto en la naturaleza, el hombre no vive solo, convive con otros hombres formando comunidades y sociedades.

La iglesia desde el principio ha considerado la necesidad social para el desarrollo del hombre.

La persona está en la base de la sociedad, esta se funda para ella y no al revés.

La naturaleza misma de la persona le da la condición de autodeterminación, es decir de hacer uso de libertad.

Nadie se salva solo. Nos salvamos tomados de la mano del Espíritu Santos y de los hombres a quienes Dios haya puesto en nuestro camino.

Cada uno está personalmente llamado por Cristo en un lugar determinado en la sociedad.

Cuando elijo como si me llamara los bienes materiales y trato a los demás como si fueran cosas, me quedo solo, ya no hay vocación y sin ella no hay camino de realización personal.

Cada comunidad se define por su fin y obedece a reglas específicas, pero el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser la persona humana.

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