Por justicia social se entiende que todos los miembros de una sociedad deben de tener las mismas posibilidades culturales y de desarrollo económico.
El trabajo entendido cristianamente da sentido a la vida.
La doctrina social cristiana pide crear nuevas y eficaces fuentes de trabajo y riqueza.
La seguridad social es una obligación que todo gobierno tiene en relación con ada individuo de la sociedad.
La caridad cristiana lleva a su plenitud la virtud de la justicia.
Los bienes materiales que el hombre posee por su trabajo y esfuerzo, deben de contribuir a hacer de él, un hombre mejor.
Decir: "Cada uno tiene lo que merece" es un somnífero para apagar la conciencia y despreocuparnos de quien sufre aun trabajando los efectos de la pobreza.
En el orden económico la justicia requiere la justa distribución de los bienes de todos los hombres.
El trabajo es una actividad necesaria para el desarrollo del hombre, que le lleva a dominar al mundo, colaborando con Dios en la creación.
El salario debe procurar una completa seguridad social para el individuo, de tal forma que pueda mantener a su familia.
La justicia social se supera en la caridad cristiana. Esta nos invita a penetrar en el orden económico-social desde dentro, desarrollándola con amor, nos infunde la necesidad de apoyar a quien no tiene y da pleno sentido a las relaciones entre los hombres.
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