La fe y la razón no se contraponen, sino que ambas van dirigidas al conociemiento de una misma verdad.
Dios nos ha dado múltiples pruebas de la veracidad de la fe.
Es necesario comprender la fe para creer mejor y creer para entender muchas cosas.
Nuestra inteligencia puede llegar a afirmar la existencia de Dios.
La fe es un acto humano y entendemos por todo acto, el que realiza el hombre consciente y libremente. Por lo tanto, los actos humanos no pueden prescindir de la libertad ni de la inteligencia del hombre.
Creer es un acto de entendimiento que asiente a la verdad divina por el imperio de la voluntad movida por Dios mediante la gracia.
Pero la fe no es un salto ciego al vacío. Dios mismo ha querido darnos muchas pruebas de la veracidad de la fe. Podemos dividir estas pruebas de la veracidad de la fe y las pruebas de la existencia de Dios.
Todas estas pruebas, son signos ciertos de la revelación adoptados por la inteligencia de todos, motivados de credibilidad que muestran que el crecimiento de la fe, no es en modo alguno un movimiento ciego del espíritu.
La investigación metódica en todos los campos del saber, si etá realizada de una forma auténticamente cientifica y conforme a las normas morales, nunca será en realidad contraria a la fe, porque las realidades profanas y las de la fe, tienen su origen en un mismo Dios.
Al ser la fe un don sobrenatural nos introduce al mundo de lo sobrenatural. De esta manera el hombre puede saborear la paz y la belleza de la vida eterna desde este mundo.
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