Dios ha creado a cada ser humano diferente e irrepetible.
Desde el momento de la concepción el hombre debe de ser considerado como persona en toda su capacidad.
El hombre tiene la capacidad para afrontar el sufrimiento y crecer espiritualmente en él.
El hombre se constituye a partir del amor. Cuando no encuentra el amor como centro de su vida, se autodestruye.
Desde el momento preciso de la concepción del ser humano se verifica un designio misterioso de Dios que actúa a través del hombre y la mujer.
El nuevo ser que viene, está llamado a ser signo de esperanza para el mundo. Y es siempre un gran regalo.
No podemos sentirnos derrotados por la enfermedad y por el fracaso. Reconociendo la limitaciones que nos son propias y sobreponiéndonos a ellas, afirmamos el potencial espiritual que nos permite aceptar todas las dificultades.
Si una inmensa cadena de seres humanos ha sido capaz de beber al mismo tiempo la alegría y el dolor, la salud y la enfermedad, el éxito y el fracaso. ¿Por qué yo no?
El amor que requiere esfuerzo, es el amor en el que debemos de creer, para que nadiese autodestruya.
El sufrimiento humano, unido al de Cristo, cobra un valor de esperanza y redención.
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