jueves, 22 de mayo de 2008

LA FAMILIA, UN CATESISMO ABIERTO


La familia es una institución fundamental para el ser humano.

Cuando se ataca a la familia, se ataca directamente al hombre.

La familia es una unidad de personas basadas en la comprensión y el amor.

Es deber del católico defender siempre la familia, especialmente con el testimonio de unidad y amor de su propia familia.

La familia es la célula original de la vida social. La autoridad, la estabilidad y la vida de relación en el seno de la familia constituyen los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la sociedad.

En la familia se promueven los valores intelectuales, morales y religiosos. La familia es el lugar en el que cada hijo debe de madurar su personalidad.

La familia que reza unida, enseña a rezar. La familia en la que reina la caridad y el perdón, enseña a amar y perdonar.

Del amor, de la unión, del respeto que vivimos en la familia se puede pasar al conocimiento y asimilación del amor de Dios.

Comunicación y comprensión forman parte de la estructura fundamental de la familia.

En ésta tarea no sobra nadie. La responsabilidad de la educación recae sobre los padres. También los hermanos se educan unos a otros. A pesar de las diferencias de edad, sexo y temperamento, los hermanos constituyen una comunidad viva, en la que se pueden educar mutuamente desarrollando las capacidades. Ésta es la manera más normal y adecuada para crear una correcta relación entre ambos sexos.

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