jueves, 22 de mayo de 2008

VOCACION UNIVERSAL A LA SANTIDAD


Todos estamos llamados por Dios a la perfección y a la santidad.

La santidad se va adquiriendo poco a poco.

La perfección cristiana, como imitación de Cristo, necesariamente pasa por la cruz. Paradojicamente, el camino de la cruz, es el camino de la felicidad.

La vocación es el llamamiento de Dios a la fe y a la vida eterna. Invitación dirigida al hombre a aceptar el beneficio de la salvación. Llamamiento personal que Dios hace a cada hombre para otorgarle una misión.

Ser santo no es algo que se da de repente, aunque hay excepciones. Para ser santo hay un camino de perfeccionamiento en las relaciones con Dios. Este perfeccionamiento consiste en irse uniendo a Cristo.

La presencia de Dios es el hecho por el cual Dios etá en todos los seres creados, en cuanto que todo está sometido a su poder, en cuanto que es creador de todo y en cuanto que todos los seres están siempre ante su mirada. Ponerse en la presencia de Dios significa recogerse interiormente para recordar y pensar en Dios en todo lugar, en toda criatura, en todo momento.

El camino de la vida es de suyo un camino de renuncia, todo ejercicio de la libertad implica una renuncia.

No hay santidad sin renuncia y tampoco sin combate espiritual.

Renuncia es el acto por el que el hombre se separa voluntariamente de lo que se opone a Dios, o está en desacuerdo con Él.

Nuestra vida no es más que una sucesión de gestos ínfimos que, divinizados, labran nuestra eternidad... Creamos eternidad en cada uno de nuestros actos. He aquí nuestro poder maravilloso de hombres.

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