sábado, 24 de mayo de 2008

LAS VIRTUDES CARDINALES


Las virtudes cardinales o capitales son el fundamento de una vida sana, perfeccionan al hombre humanamente y le permiten la apertura de la gracia.

En la dimensión cristiana, el fin último de la vida humana no es tan solo el ser un hombre perfecto y vivir bien la propia vida, sino Dios mismo.

La prudencia es la virtud que permite a la inteligencia juzgar una acción antes de actuar.

La justicia es la virtud que inclina a la voluntad a dar a Dios lo que es lo propio y al hombre lo que es debido.

La templanza es la virtud del equilibrio.

El inicio de una virtud es el deseo de conseguirla.

La virtud es el hábito moral que inclina al hombre a obrar bien, de modo que no solo hace buenos los actos, sino a quienes los ejecutan.

Las virtudes humanas adquiridas mediante la educación, mediante actos deliberados y una perseverancia reanudada siempre en el esfuerzo, son purificados por la gracia divina.

El hombre virtuoso es el que practica libremente el bien.

Si Dios es la causa primera a la que todo es creado y por lo tanto también el hombre dben la existencia. Entonces el hombre, en tanto sea capaz de conocer la verdad, no debe de dejar de dar testimonio de Él. Tanto en su vida interior como en la social. Con este simple testimonio cumple con un elemental deber de justicia.

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