viernes, 23 de mayo de 2008

NO ME PIERDO CUANDO TENGO UN CAMINO


El camino que nos ofrece Cristo para nuestro encuentro con Él, es la iglesia.

La confesión es el Sacramento por el cual se reemprende el camino de la salvación.

El centro de la Eucaristía es la relación de confianza entre el hombre y Dios.

La iglesia es el camino seguro porque es el camino de Cristo.

La vida transcurre de forma diversa para cada alma. Todos tenemos siempre algo bueno. En algún momento nos viene la urgencia de encontrarnos con Dios y surge la necesidad de un camino.

La confesión es el Sacramento que me fortalece, es un camino recto, claro, definido y serio.

La iglesia es un camino que lleva a la salvación, a la felicidad. Cuando la iglesia nos pide algunos sacrificios como no comer carne durante la cuaresma o ayunar el miércoles de ceniza o el viernes Santo, nos está mostrando un camino hacia Jesús que murio en la cruz.

La iglesia también me ofrece la oración y los Sacramentos que me transmiten la gracia, la enseñanza de Cristo, lo que también es un camino hacia Dios.

Cuando ayudo a la iglesia en sus necesidades, en sus campañas, en la promoción de las vocaciones, facilito el camino que Dios nos ha ofrecido a todos los hombres.

Ayudar a la iglesia tiene valor, cuando lo hacemos con sentido de colaboración. Preparar el camino para la salvación de las almas y la construcción del reino de Cristo en este mundo.

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