Los actos realizados por el hombre tienen todos un valor. Los actos humanos en los que el hombre actúa libre y concientemente, tiene un valor normal.
Las fuentes de la moralidad, es decir, los criterios para juzgar un acto como bueno o malo son: Objeto, fin y circunstancias.
La iglesia juzga un acto moral teniendo en cuenta la realidad concreta de la persona para yudarla en el camino de la salvación.
Los actos que realizamos como hombres contienen en sí una cualidad, un valor que va más allá de lo puramente físico y exterior: "El valor moral"
El hombre desea alcanzar un ideal al que se siente llamado; el ideal de ser persona. La persona tiene un valor absoluto.
Para poder descubrir la bondad o la maldad de nuestros actos debemos tener presentes algunos elementos. La moralidad de los actos humanos depende de tres factores: El objeto, el fin o motivación y las circunstancias.
La iglesia considera todos estos elementos a la hora de enseñarnos a jzgar un acto moral como bueno o malo.
Valor es todo lo que el hombre o una sociedad considera como deseable o admirable. Los valores no son creados por el hombre, sino que surgen del ser mismo de las cosas.
Si existe una naturaleza humana, la misma siempre y en todos los individuos, que presentan las mismas exigencias fundamentales internas y externas, esa naturaleza fundará en todos los individuos un mismo orden moral objetivo.
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